Un proyecto de Aarón Jiménez en colaboración con Alejandra Sigarroa, Andrea Torres,
Jesús Aviña, Julia Barrios, María Fernanda Gómez, Mariana Tovar y Sarah Hernández
Incandela: inmersiones por un baile social equitativo es un proyecto de arte participativo en torno a las imposiciones de género en la salsa cubana o rueda de casino. Ocho personas que aman bailar intervienen la estructura del baile en rueda para que roles y poderes se ejerzan por elección.
En marzo de 2020, con un taller y una conferencia-performance en el Museo Tamayo, incentivaron la desnormalización de las relaciones de poder en el casino y trazaron nuevas formas, pasos e interacciones.
Durante el confinamiento por Covid-19 continuó su investigación en teoría de género y su incidencia en la salsa cubana con el apoyo del Patronato de Arte Contemporáneo, A.C. y mediante diálogos con mujeres especialistas en los tres ejes centrales del proyecto teoría-salsa cubana-coreografía: Marianela Santoveña (profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM), Adriana Méndez (directora de la academia Son Caché México/Francia) y Nadia Lartigue (coreógrafa e intérprete).
La salsa cubana o casino es de los bailes sociales más patriarcales si la entendemos compuesta por supermachos y femmes fatales tanto en la pista como en las orquestas, pero… desde otro punto de vista, es de los géneros más innovadores y flexibles: en sustratos musicales, en métrica de versos, en invención de nuevos pasos, en estilos y en escuelas. En una de sus modalidades, convoca a formar una circunferencia donde las parejas se intercambian: la rueda. Esta formación empuja una interrelación colectiva, por eso, la hemos escogido para intervenir la imposición arbitraria de un género sobre otro y crear nuevas posibilidades equitativas de bailar.
Partimos de que los bailes sociales han impuesto dos poderes distintos a cada género. Al hombre, el del mando; a la mujer, el de “vestir la vuelta”, derivado del cual puede provocar la mera seducción del espectador o conectarse con las diferentes partes de su cuerpo y con la música, agudizando sus sentidos, emociones y sensaciones, existiendo para el momento. La exploración de Incandela no pretende un simple intercambio de roles (que la mujer tome el mando y en consecuencia baile como hombre o viceversa), sino que trata de generar herramientas para que los poderes puedan ser ejercidos de manera electiva.
A la manera de una escultura social, llevamos el casino al museo para practicarle una serie de intervenciones en un formato de laboratorio-taller. Una conferencia-performance nos permite mostrar lo que las nuevas formas de la rueda trazan después de haber sido intervenida, así como aquello que dibujan sin que los bailadores nos demos cuenta.