Fragmentos del libro "Incandela: inmersiones por un baile social equitativo",
que contiene la investigación completa del proyecto:
Texto: Andrea Torres Camacho
Diagramas: Aarón Jiménez García
¿Por qué experimentar con la salsa casino?
La salsa cubana o casino es de los bailes sociales más patriarcales si la entendemos compuesta por supermachos y femmes fatales tanto en la pista como en las orquestas, pero… desde otro punto de vista, es de los géneros más innovadores y flexibles: en sustratos musicales, en métrica de versos, en invención de nuevos pasos, en estilos y en escuelas. En una de sus modalidades, convoca a formar una circunferencia donde las parejas se intercambian: la rueda. Esta formación empuja una interrelación colectiva, por eso, la hemos escogido para intervenir la imposición arbitraria de un género sobre otro y crear nuevas posibilidades equitativas de bailar.
Partimos de que los bailes sociales han impuesto dos poderes distintos a cada género. Al hombre, el del mando; a la mujer, el de “vestir la vuelta”, derivado del cual puede provocar la mera seducción del espectador o conectarse con las diferentes partes de su cuerpo y con la música, agudizando sus sentidos, emociones y sensaciones, existiendo para el momento. La exploración de Incandela no pretende un simple intercambio de roles (que la mujer tome el mando y en consecuencia baile como hombre o viceversa), sino que trata de generar herramientas para que los poderes puedan ser ejercidos de manera electiva.
A la manera de una escultura social, llevamos el casino al museo para practicarle una serie de intervenciones en un formato de laboratorio-taller. Una conferencia-performance nos permite mostrar lo que las nuevas formas de la rueda trazan después de haber sido intervenida, así como aquello que dibujan sin que los bailadores nos demos cuenta.
Sobre el proyecto
Los bailes de salón continúan formando parte de nuestra vida social aunque intuimos que la mayoría de las personas no sabe bailar. Así como obviamos esta disparidad (irregularidad) en las fiestas, de la misma forma reflexionamos poco sobre cómo se siguen estableciendo interacciones sociales en torno a la pista y lo que pasa entre los individuos cuando una pareja está bailando. Ahí empezó todo. En la pareja. Como un juego por robar el mando. Este proyecto tiene como antecedentes el proyecto de Aarón Jiménez y Camila Banda en torno a diez pasos equitativos en la salsa y la interrogante de Nadia Lartigue: "A la hora de interceptar y cambiar el poder, ¿la mujer adopta la forma de llevar del hombre o adecúa su propia manera de bailar para llevar?" Después, las preguntas se salieron de control.
Para responderlas, se ensayaron maneras de retar las estructuras dominantes en la salsa cubana en reuniones semanales durante cinco meses. Cada sesión comenzaba con ejercicios sencillos de confianza, luego se discutían los cambios en los pasos (herramientas) y al final se compartían anécdotas de equidad e inequidad en la pista —nuestro confesionario social—. Las pláticas incidían en la experimentación de los pasos en la siguiente sesión, de modo que las respuestas surgieron gracias al trabajo en colectivo. La mirada artística está en resolver cada pregunta con una formación en rueda, como los druidas con las runas, los santeros con los caracoles.
Lista de herramientas desarrolladas
- Sabotajes: 1. endurecerse, 2. soltarse, 3. energía cero
- Intercambio de mando en timbales y sombrero
- Dime que no en estilo libre
- Cambio de mando cada dos tiempos
- Pausar y aumentar al doble el tiempo
- Estructura en cuatro: 1. normal, 2. invertida, 3. en espejo y 4. negativa
- Rueda equitativa
La rueda y la colectividad
La colectividad de la rueda abre la brecha para ver más que cortejo en la salsa cubana. Coquetear con alguien no queda descartado, pero con los cambios de pareja se entablan otras relaciones: amistad, enojo, cortesía, desagrado, competencia, ayuda, exhibicionismo, alegría y gusto. En la rueda, todo es transitorio y reincidente. Como el tiempo caribeño de Alejo Carpentier, como un caracol. Ciclos que se repiten y que coinciden sin ser enteramente iguales. Además, la rueda representa visualmente algunas de las estructuras musicales de la salsa —las transiciones rápidas, el responso coro-cantante, los estribillos o el mismo remate para diferentes vueltas—, así como la fuerza de la colectividad bien organizada e incluso el cambio constante de pareja o el poliamor. La rueda relega a un segundo plano la relación de dos, porque la sobreentiende como base de la sociedad y, entonces, pone de relieve que la salsa cubana en primera instancia es diversión y autoafirmación del yo en los movimientos del cuerpo (soledad creativa). Luego, explota la relación del individuo con la comunidad. Y vaya que lo acoge y concientiza.
Sin embargo, la mujer es quien baila con todos los hombres; muy pocas veces, con todas las demás mujeres. ¿Podría haber alguna manera en la que sí se cumpliera el principio de “en la rueda, todos bailan con todos”? Lo anterior nos decidió a lanzar la rueda equitativa.
Rueda equitativa
La base es el paso lateral de abre y cierra. La mano derecha siempre se coloca hacia abajo y la izquierda hacia arriba. El 1-2-3 se marca hacia fuera. En la rueda equitativa, no hay dile que no. Las vueltas se cantan hacia afuera o hacia adentro; el mando se codifica con la mano derecha. Si la vuelta se canta para adentro, quien tenga su mano derecha adentro tendrá el mando. Si la vuelta se canta para afuera, quien tenga su mano derecha afuera tendrá el mando. Cualquier vuelta se puede adaptar. El cambio de pareja se simplifica a una media vuelta y el dame consiste de un enchufla hacia afuera y un dame directo. Así, se asegura que todos tengan oportunidad de bailar con todos.
Igualdad, equidad y paridad en el baile
Dos preceptos de los bailes de salón son que se baila en pareja y se espera que uno ejerza el control (líder) y el otro siga sus instrucciones (follower o seguidor); es decir, los roles se determinan en términos de control. Quién ocupa qué rol ha sido decidido con base en la diferencia de género. Los hombres llevan y las mujeres se dejan llevar.
Para cuestionar estos esquemas, ¿habría que deshacerse de la diferencia? No necesariamente. El principio de equidad toma en cuenta las diferencias entre los sujetos; reconoce que hombres y mujeres no son iguales, pero aun así deberían tener las mismas oportunidades, derechos y responsabilidades. Más allá de las distinciones biológicas, la mayor disparidad ha sido construida por la acumulación de desventajas políticas, económicas, sociales y culturales que las mujeres han soportado por siglos en todas las sociedades. Por eso, en aras de igualar esta condición, el reconocimiento de las diferencias es bastante útil.
En el baile en pareja, se pueden identificar medidas equitativas en atención a las diferencias (por ejemplo, el cuidado en la colocación de las manos) y aquellas inequitativas, que se sirven de las diferencias para cometer abusos de poder e incluso desconocer la igualdad básica y sustancial de los sujetos (con la fuerza del mando hacer que la mujer adopte una posición vulnerable). El principio de igualdad es lo que respalda las intervenciones a favor de la equidad: el reconocimiento de que todos los seres humanos, sin distinción de ningún tipo, merecen respeto y poseen dignidad. La equidad puntualiza la desigualdad para intentar compensarla.
La paridad de género refiere el conjunto de medidas específicas y acciones concretas en los espacios públicos para que las mujeres puedan participar en la toma de decisiones, obtener mayor acceso al poder. A partir de modificaciones clave —paritarias— en la salsa cubana, es posible construir la base de una igualdad que, consciente de las diferencias, permita que el poder sea intercambiable o que exista la posibilidad de que la toma de poder sea consensuada, no impuesta y, entonces, las opciones de baile se multipliquen para el disfrute de los integrantes de la rueda.
El punto cero
El círculo se define por una circunferencia de puntos equidistantes respecto a un mismo centro. En teoría, todo punto parte de una condición de igualdad; todo punto puede ser comienzo y final. Incandela es eso: resoluciones finales que son un comienzo, con un interés social en posibilitar la igualdad de condiciones y un interés artístico que considera la dinámica social del casino como su material de trabajo e interviene sus componentes para generar plasticidad.